CIASFA

Ingresé por vocación a la Armada  de Chile, a los 15 años de edad, un niño después me fui a cursar la especialidad de  Mecánico a la Escuela de Ingeniería Naval, obteniendo con sacrificio y dedicación luego de tres años de arduo estudio, dicha especialidad. Posteriormente, guiado por mi espíritu de superación, cursé y aprobé la especialidad de Mecánico de Aviación, la cual ejercí con responsabilidad, desempeñándome principalmente en la Base Aeronaval de El Belloto, teniendo además, durante diez años el honor de integrar su Banda de Guerra como Tambor Mayor.

Hasta el 03 de julio de 1980, nada presagiaba que mi existencia cambiaría bruscamente, sin embargo, en momentos que abandonaba la Base para dirigirme a mi hogar, fui atropellado por un vehículo particular que viajaba de Quilpué a Villa Alemana, sufriendo a raíz del impacto fracturas de escápula derecha, de fémur, tibia y peroné derecho, además de un Traumatismo Encéfalo Craneo Cerrado y disfunción de articulación temporal, lesiones todas de carácter muy grave.

Tras un largo período de hospitalización en que mi estado de salud era de extrema gravedad, recibiendo incluso la Santa Extremaunción, posterior tratamiento y rehabilitación, quede con secuelas definitivas en el hombro y rodilla derecha, que me impidió deambular normalmente, requiriendo por 4 años el apoyo de bastones ortopédicos, todo lo cual, conllevó  que la Comisión de Sanidad de la Armada, determinara mi salud

incompatible con el Servicio, con un grado de incapacidad de segunda clase, es decir, el Accidente sufrido en Actos del Servicio, dejo secuelas físicas de importancia de carácter definitivo. Indudablemente viví tiempos muy duros y difíciles, teniendo que enfrentar y asumir que a pesar de mi juventud, ya nunca volvería a vestir mi querido uniforme Castrense, a través de  un ex compañero de la Armada Iván Zamora (Q.E.P.D) ingrese como socio a la corporación Mutual de Impedidos en Actos de Servicios de las Fuerzas Armadas, Carabineros y Policía de Investigaciones de Chile, lugar de encuentro común donde se cultiva permanentemente el respeto y la solidaridad.

Ciertamente, que los años no pasan en vano, actualmente estoy aquejado de un enfisema pulmonar, fibrosis quística y nódulos en ambos pulmones, pero , soy un eterno agradecido de Dios, de la Armada y de esta Corporación a la que pertenezco desde hace 20 años, cuyos miembros están siempre dispuestos a colaborar cuando el caso lo amerita, apoyándose mutua y solidariamente. No puedo concluir esta vivencia sin sostener, que todo dolor humano se puede superar o al menos mitigarse, cuando nos olvidamos un poco de nosotros mismos para centrarnos en el dolor del otro.

Concluyo agradeciendo muy sinceramente a todos y cada uno de los integrantes de CIASFA; por  su predisposición y calidad humana, ya que todos de una u otra forma han aportado un nuevo sentido a mi existencia, que bien pudo quedar truncada un ya distante día del mes de julio de 1980.

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